domingo, 5 de octubre de 2014

Del nuevo sol seamos valvas… Cristina de la Concha

Como ostras y conchas
que benevolentes
hacen suyo el mal
para volverlo un bien
y en perlas calcifican
parásitos entes
que a sus entrañas se atreven,
sea este México ahora
este México que hoy hondo entristece
 
iridiscente sea nuestra luz
nuestra risa náhuatl
o purépecha
nuestra música
y oremos en hñahñú
para su acústica cimbrar
y, como el nácar,
envuelva
en una capa y otra
las muertes y sus verdugos
los mercenarios y sus yerbas
alucinógenos
y abarrote
de párvulos a la alza

elevemos nuestra sustancia en espiral
cual almeja de simetría perfecta
con los hilos que bordan nuestras mujeres
y los zenzontles
y los enlarvados magueyales
y los guijarros en los ríos
y Popocatépetl
y Xilonen
enrollemos hacia el cosmos
con el gran Quetzalcóatl en la casa de madera
y el ojo que mira desde el acantilado
y los rostros de Huapalcalco
con huitlacoche
y el jehuite
y los sabedores toltecas
y “la dama de los verdes campos”
-Xiutlaltzin-   
y las piedras que se alzan al sol
los tlacuilos
y el Azul Maya
-que somos riqueza, no olvidemos,
riqueza de tanta cultura-,

sean nuestros tejidos,
y el mestizaje de paladar exquisito,
y Mayahuel entre las pencas,
y el picor de nuestros chiles,
el nácar que segregue
esta tierra mexica de su vientre
y con él cubra
los males que la habitan
y de ellos procree
las perlas platinadas,

 

Del nuevo sol
seamos valvas…

 

Cristina de la Concha

 

 

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Huapalcalco: Zona arqueológica a un paso de convertirse en área de Escalada

  Cristina de la Concha

Hace unas semanas, visitamos la zona arqueológica de Huapalcalco. A lo lejos, por el camino hacia allá, se veían pequeñas manchas de colores sobre las paredes de los cerros del Huiztle y La Mesa: escaladores. En diferentes puntos de los cerros donde se encuentran localizadas diversas pinturas rupestres, pinturas de los ancestros de esta región que datan de más de 10 mil años, colgaban varios grupos de escaladores.

Esa mañana, el poeta Ricardo Luqueño y yo habíamos comprado flores y llegamos al cerro de La Mesa. Nos dispusimos a arreglar nuestras flores en un rincón sobre unas piedras, alejados de los escaladores, unos minutos después, ya estaban ahí junto, a medio metro de las piedras que elegimos, los mismos que estaban echando sus cuerdas a unos 20 metros, que decidieron cambiar de lugar e ir a medio metro del elegido por nosotros. No pude resistirme de decirles que, por una parte, ése no es un lugar para escalar como zona arqueológica y que hay pinturas rupestres exactamente en esas paredes donde ponen sus cuerdas y arillos; y, por otra, que por qué habían cambiado de lugar a uno tan cerca del nuestro. Y, claro, el cabecilla respondió que podían estar donde quisieran y que los respetáramos (seguramente se refería al mismo respeto que él mostraba). El hombre, que dijo llamarse Uriel Lara, aseguró que tiene permiso del INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia) para escalar allí, en la zona arqueológica, y que si nos molestaba su deporte, que habláramos con el INAH. También dijo, de manera despreciativa, por supuesto, que ellos hacen “deporte” y no actividades “tan retrógradas” como las nuestras, refiriéndose a las flores y al incienso -seguramente este hombre debe estar en contra de iglesias y religiones o de regalar flores el día de la madre o cualquier otro día-, comentario con el que reiteraba su concepto de “respeto”.








 
En varias ocasiones he denunciado por este medio la presencia de escaladores y rappeleros en Huapalcalco. Realmente me parece absurdo tener que hacerlo: es una zona arqueológica pero no les es suficiente. Es una zona de gran relevancia para el estudio de nuestra historia, de nuestros orígenes, por sus vestigios arqueológicos, sus pinturas rupestres, los importantes hallazgos como el del hombre prehistórico (de hace 10 mil años) que se encuentra en el Museo de Antropología e Historia en la ciudad de México, y restos precerámicos, y porque gran parte de los restos toltecas de la zona permanece cubierta (28 montículos). Si bien existe una serie de obstáculos para que el lugar sea resguardado debidamente, cuestiones legales al parecer hasta ahora insalvables, considero que la conciencia ciudadana debe prevalecer por encima de tales cuestiones para salvaguardar la zona que fue establecida antes de Tula por los toltecas, pueblo destacado entre los prehispánicos por sus conocimientos, esencia de nuestra identidad.
En esta ocasión, había al menos cuatro grupos de escaladores. Hace dos años, me topaba con uno ocasionalmente, lo que implica que en otros dos años, habrá 8 grupos escalando, y en cuatro años más, unos 16; quizás en 5 años, ya ni siquiera puedan pasar los visitantes por ahí para ver las pinturas a causa del exceso de escaladores, y lo peor, ya ni las pinturas rupestres sean visibles por tanto arillo y golpe de martillo para trepar.
 
 

miércoles, 28 de mayo de 2014

Xiuhtlaltzin, ¿sacerdotisa asesinada por oponerse al sistema?

Xiuhtlaltzin, ¿sacerdotisa asesinada por oponerse al sistema?
Unas flores para Xiuhtlaltzin
Cristina de la Concha

Se cuentan muchas leyendas en Huapalcalco, entre ellas las de Xiutzaltzin o Xiuhtlaltzin, de quien unos dicen que fue reina, otros, que no lo fue, sino sacerdotisa.

          Una leyenda es que esta mujer desapareció simplemente pero con la promesa de regresar, que se fue entre las piedras, otra, que se negó a ocupar el trono de Mitl, su esposo, al morir éste, y que después desapareció, lo que hace pensar que huyó de algún cambio en la política de su marido muerto, cambio con el que ella no estuvo de acuerdo.

          Calvijero[1] narra que Xiuhtlaltzin gobernó por cuatro años a la muerte de Mitl, en 979, aunque otros la ubican en 1038 d.C.[2], este último dato añade que “dama de los verdes campos” es el significado de su nombre[3]. Aurora Tovar Ramírez refiere[4]: mujer que no tenia linaje alguno pero que era muy conocida por su sabiduría. Y todos coinciden en que habitaba en Tula, sin embargo, la leyenda que se alude aquí es de Huapalcalco, no tenemos otra noticia de su ubicación.
 
 
En El Sol de México, hallé esta nota de 2008[5]:
Carlos María de Bustamante en su Cuadro Histórico describe los funerales: "Concluidos los honores funerales, para enjugar las lágrimas de la reina viuda Xiuhtlaltzin, pasó toda la nobleza a darle el pésame y suplicando al mismo tiempo continuase en el mando toda llena de la autoridad que tuvo su esposo. (...) Las amables prendas y elevado talento muy superior a la generalidad", era bien notorio para sus súbditos que habían sido puntales testigos de que "había cargado a medias con su esposo la pesada tarea de gobernar con igual celo, dedicación y amor".
"Todo esto les mitigaba la pena que les inflingía la sensible pérdida del sabio monarca, y aseguraban su felicidad elevando al trono a aquella heroína, en quien estaba retratada la imagen de su esposo, siendo una misma la grandeza de su alma, la verticalidad y prudencia del gobierno y el amor para todos los pueblos". Así, Xiuhtaltzin se convirtió en la primera reina del pueblo tolteca, gobernándolo durante quince años hasta su fallecimiento en 1040 de nuestra era. Sus exequias se celebraron fastuosamente y "todos sus vasallos gimieron de dolor por varias semanas", elevando al trono a su hijo Tepancaltzin.  
Sandra Sabanero novela la historia de Xiuhtlatzin en La primera reina tolteca[6], donde la escritora mexicana -radicada en Alemania- “narra el sentir de Xiuhtlatzin, alguien que no teme ser como es y se muestra auténtica, plena, majestuosa (…) y cómo Xiuhtlatzin descubre que lo importante no es entender el mundo exterior, sino también el interior, donde los dioses se manifiestan iluminándola a fin de que aprenda día tras día el valor de las personas y, sobre todo, el lugar que ocupa como mujer tolteca”. Aquí vemos que se omite la segunda consonante “l”, ignoramos si es un error o es el nombre que la autora le da.
Respecto a la leyenda, parece ser que, hoy día, algunos han creído que al hacer referencia a su partida “entre las piedras”, entonces, hay un portal “energético” en el lugar.
Hace no mucho, llegó a mis oídos, por azares del destino, un trozo de esa leyenda que relata que un hombre la llevó forcejeando y a golpes a la cima del cerro de La Mesa, en Huapalcalco, la arrastró hasta el borde del precipicio con amenazas para obligarla a aceptar una nueva ley, a lo que ella se negó. Entonces, él la lanzó al vacío. Al caer, se atoró entre las piedras del acantilado. El hombre bajó por el despeñadero y con una enorme piedra golpeó su cabeza y el cuerpo todavía con vida hasta sumirlos entre las rocas para que no asomara seña alguna, ocultando así su muerte. Infiero que de ahí se desprende el mito de que se había ido “entre las piedras”.
Por esta razón, quise ir al lugar donde Xiuhtlaltzin cayó y, con el respeto que le tengo a Huapalcalco y a quienes allí habitaron, llevar flores y simbólicamente darle sepultura. Así, acompañada por el poeta Ricardo Luqueño, me dirigí a la zona arqueológica el pasado 11 de mayo, con flores amarillas e incienso para esta mujer que ignoramos en realidad quién era, si la reina o la sacerdotisa o cualquier otra mujer que fue lanzada del cerro y encontró una trágica muerte entre las piedras de Huapalcalco a manos de intereses malévolos y que se convirtió en leyenda.
Y, como si nos hubiera estado esperando, justamente ahí, en ese punto, unas piedras formaban una especie de nicho donde colocar los ramos.

 

lunes, 21 de abril de 2014

Los escritores de la ULatE en Huapalcalco, centro de la toltequidad

Los escritores en Huapalcalco, centro de la toltequidad
 
               
En Huapalcalco, frente a la pirámide y a la casa de recreo de Quetzalcóatl, los escritores ofrecieron sus poemas a la Madre Tierra mientras los rostros dibujados sobre el muro rocoso del acantilado del cerro de La Mesa, atentos y tal vez halagados pero nunca indiferentes, escuchaban.

En la zona arqueológica de Huapalcalco, municipio de Tulancingo, Hidalgo, se llevó a cabo la 3ª Celebración a la Tierra, organizada por el grupo Ollin-Toltecáyotl, a través de sus representantes Horacio García García y Ricardo Luqueño, los días 29 y 30 de marzo pasado, actividad en la que fue invitado a unirse el 6º Encuentro Latinoamericano de Escritores Hidalgo 2014.
                                            
Así, acudieron los escritores y artistas la mañana del sábado 29 de marzo y, después de la caminata por el paraje, entregaron en ofrenda a la Tierra la bebida ancestral, el pulque, y sus versos.
Culminó este intercambio poético al pie del acantilado con Luz Ureña y José Luis Mendoza, de la Comunidad Arte Suré de la ciudad de México, en una representación dancística de un poema.